A lo largo de la vida institucional de la comunidad judía argentina, los jóvenes siempre han tenido, en mayor o menor grado, espacios de participación. Estos espacios se han formado y transformado a través de los años, manteniéndose en permanente cambio. Pero, especialmente, en la 2da mitad de la década del 90`, los cambios se multiplicaron y aceleraron, generando nuevos y diversos espacios que responden a una lógica y una estética completamente diferente de la de sus predecesores, marcando un cambio de clima de época.
De acuerdo a lo manifiestan a través de la folletería, páginas web, y demás información institucional, el objetivo principal de todos estos marcos es garantizar la continuidad y tradiciones del judaísmo . A este fín cada marco plantea estrategias diferentes a través de propuestas variadas y modos de “ofertar” sus actividades; La cantidad y variedad de propuestas crea la sensación de que se trata de una gran feria para atraer a los jóvenes adultos de entre 18 y 30 años a los diferentes espacios. Hasta aquí, NADA NUEVO BAJO EL SOL.
El trabajo que dio origen a esta presentación surgió a partir de la necesidad de explicar y responder interrogantes sobre la aparición de nuevos marcos para jóvenes judíos en edad universitaria. El mismo tuvo como objetivo original analizar a través de 5 variables, el modelo identitario que proponen, tres de éstos numerosos marcos
1.- Las formas de sociabilidad que se generan en estos espacios,
2.- la estética de la oferta y del consumo de las actividades que se desarrollan en cada uno de estos espacios.
3.- la “casa” que proponen para sus asistentes / consumidores en materia de infraestructura edilicia, localización geográfica
4.- Vinculación con las tradiciones y religión judías
5.- Características de los Jóvenes a quienes expresan querer convocar y a quienes efectivamente convocan.
Los marcos elegidos comparten las siguientes características:
Ø Ø Los tres incorporaron al nombre del proyecto la palabra “Casa” Este no es un detalle casual. Una “casa” es algo propio, un lugar donde supuestamente uno se siente cómodo y seguro.
Ø Ø Ofertan actividades para jóvenes judíos en edad universitaria exclusivamente entre 18 y 30 años de edad. (Una estas casas sólo oferta sus actividades a jóvenes universitarios o recibidos hasta 27 años)
Ø Ø Tienen una organización formal pero funcionan con una estructura relativamente pequeña en relación a la cantidad de asistentes.
Ø Ø Su alcance se limita, en el caso del lugar físico, a la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores
Ø Ø Su creación es casi data de 6 años a la fecha aproximadamente.
Durante el proceso de elaboración del trabajo, notamos que con anterioridad a la aparición de los marcos elegidos, el público joven no se identificaba con los proyectos institucionales que ya existían. Posiblemente porque no existían instituciones orientadas específicamente a este segmento etáreo, con actividades bien definidas y en un lugar físico exclusivo destinado al efecto . Por contraposición a los “departamentos de juventud” que operan dentro de instituciones u organizaciones mas grandes, estos marcos s on en sí mismos una institución que funciona en un lugar físico propio y específico a este fin
Entonces, la hipótesis de ésta presentación que, no es más que una pequeña muestra del trabajo mencionado, es que la novedad consiste en que estos marcos, al igual que el contexto en el que surgen y se desarrollan, se encuentran indudablemente atravesados por la lógica de consumo . En consecuencia, a pesar de ser espacios instituyentes en el sentido de haber surgido como respuesta a la crisis institucional y de representación que atravesó la vida comunitaria judía, reproducen y perpetúan formas de relacionarse de la sociedad general, marcadas por un corte socioeconómico, tanto hacia su interior como en su interrelación entre si y con las distintas instituciones de la comunidad judía.
Antes de seguir adelante es importante hacer dos aclaraciones:
1) “llamamos “marcos” a los espacios institucionalizados de interacción planificada donde los jóvenes desarrollan oportunidades de vinculación entre si. Se trata de espacios que han adquirido sentido y legitimidad para las organizaciones en las que existen y para sus integrantes, y que además han demostrado una cierta continuidad en el tiempo. … algunos marcos consisten en departamentos de una institución, otros en sí son una institución y otros tienen un grado de organización de mayor informalidad… Sin embargo , en todos los casos brindan un adentro diferenciado de un afuera (de allí su denominación de “marco”), y por ello constituyen, real o virtualmente, un tipo de espacio con características propias.” Jmelnitzky Adrián (2002) Los marcos para jóvenes adultos judìos en “ Los adultos jóvenes Judíos argentinos”, Ed. Bama y Agencia Judìa para Israel. cap 3 pag 75
2) Es importante tener en cuenta que, a pesar de los cambios introducidos y el gran desarrollo y difusión alcanzados en este último período, estos marcos no convocan a todos los jóvenes que integran el grupo al que están destinados. Gran parte de ellos se encuentran no- institucionalizados, es decir que no participan de ninguna actividad dentro de la comunidad judía (Es posible que, al menos en al Ciudad de Buenos Aires, este grupo abarque a la mitad de los jóvenes judíos en edad universitaria). Sin embargo, desde la creación de estos nuevos marcos con nuevas ofertas muchos se han acercado: ya sea por curiosidad, ya sea por buscar alguna identidad, ya sea porque una de las actividades que proponen les era útil a sus intereses particulares.
Hechas estas aclaraciones, se puede decir que es posible entender a éstos marcos como “Comunidades Percha”. Este concepto fue introducido por el sociólogo polaco Zigmunt Bauman siguiendo la definición de la “Comunidad Estética” de Kant – en la que la identidad, al igual que la belleza, se funda únicamente en un acuerdo ampliamente compartido que se manifiesta en un juicio y comportamiento uniformes, reduciendo la comunidad a una simple experiencia – y la define como aquella de “naturaleza superficial y episódica de los vínculos que surgen entre sus miembros; vínculos friables y efímeros”. Según este autor, este tipo de comunidad no permite la construcción de lazos permanentes entres sus participantes y, mucho menos el establecimiento de “ una red de responsabilidades éticas y por lo tanto de compromisos a largo plazo…son vínculos sin consecuencias. Tienden a evaporarse…”
En general, el público que, de alguna manera integra, aunque sea fugazmente, éstas comunidades, se identifica con uno u otro marco únicamente, durante al tiempo que asiste a ese espacio particular. No obstante se permite asistir a otros espacios (es decir, integrar otras comunidades) o visitarlos de vez en cuando, en determinadas ocasiones como espectáculos o eventos especiales. Esta flexibilidad demuestra que el vínculo que se genera tanto entre la comunidad y sus miembros como entre los miembros entre sí, no implica compromisos a largo plazo y que, generalmente, no perdura más allá de la experiencia. Por lo tanto, tiende a desvanecerse.
En este sentido, Bauman explica que “La necesidad de comunidad estética generada por preocupaciones identitarias es el terreno nutricio favorito de la industria del entretenimiento: la vastedad de la necesidad explica en gran medida el asombroso y sostenido éxito de esta industria.”
Partiendo de los supuestos mencionados. Es decir:
· · Estos espacios se encuentran atravesados por la lógica de consumo y,
· · tienen como principal objetivo perpetuar las tradiciones y la continuidad de la comunidad judía,
· · pero difieren en la manera y los términos en que presentan sus propuestas.
Los proyectos elegidos son:
Casa Hillel Argentina
Beit (Casa) Jabad “El Lazo” (Jabad Lubavitch)
Beit Scopus
Para Marc y Piccard “el marco designa las estructuras espaciales y temporales en las que se inscribe la interacción. El marco espacio-temporal no es un simple entorno, especie de telón de fondo en donde los efectos serían relativamente neutros. Estructurado por la cultura, tiene un efecto estructurador sobre las relaciones sociales” Por esta razón nos interesa referirnos a “la casa” que estos marcos proponen a sus asistentes/consumidores, en materia de infraestructura, localización geográfica y espacio simbólico.
E. Levinas sostiene la casa es el lugar en el que “el yo se recoge al habitar en lo de sí” y agrega que “el movimiento por el cual un ser edifica su casa, abre y asegura la interioridad, se constituye en un movimiento por el cual el ser separado se recoge… el nacimiento latente del mundo se produce a partir de la morada. Este autor caracteriza a la morada , a través de conceptos como Hospitalidad, acogimiento, y lo femenino, no desde el género o sexo sino remitiéndose al plano de la ética por lo que debe ser entendido desde “el recibimiento” en tanto reconocimiento del Otro que me demanda. Por su parte la hospitalidad “demanda una acogida”.-
La “Casa Hillel: Fundación para la vida judía universitaria en la Argentina” es una mansión de dos plantas en el barrio de Belgrano, reciclada especialmente para dar vida a este proyecto. Los barriles de cemento y la seguridad privada apostada en la puerta hacen que sea fácil de ubicar aunque, a simple vista, desde afuera, nada mas la identifica como institución judía. En la Planta principal hay varios espacios diferenciados: vestíbulo, “cyber caffe” (con computadoras con conexión a internet y mesa de pool inclusive), living (con televisor de muchas pulgadas), cocina (cerrada a los miembros para conservar la kashrut) jardín con pileta, vestuario y quincho c/parrila. En la planta Alta, se encuentran las oficinas del Staff y hay una serie de aulas donde se realizan las diferentes actividades y talleres y, los sanitarios. Los muebles y la decoración generan un entorno moderno. La articulación entre la ubicación y las características edilicias de la casa Hillel transmite solidez y tiene muchísima influencia en el plano simbólico. R esulta determinante a la hora de definir el público al que va dirigido.
El “Centro para la Juventud Beit Jabad El Lazo” se encuentra ubicado en un primer y único piso de una esquina de grandes proporciones sobre un pequeño pasaje, en pleno barrio de Palermo. Sólo es posible llegar conociendo la dirección exacta, ya que, desde la calle nada indica que se trata de una institución judía: no hay paneles de cemento, no hay bitajón (seguridad) y la puerta siempre esta abierta. El trayecto de las escaleras está casi totalmente cubierto de coloridos afiches. Se trata de un amplísimo monoambiente con una escalera en el medio que conduce hacia los sanitarios. Las únicas divisiones fijas parecen ser un cerramiento de vidrio que separa el sector de “oficinas”, la puerta de acceso a la pequeña cocina y un pequeño espacio para realizar el tradicional lavado de manos. Otro cerramiento de vidrio que prácticamente delimita un segundo ambiente donde tienen lugar las cenas sabáticas y algunas de las actividades. El ambiente principal se divide de acuerdo a las necesidades en c/oportunidad, con paneles movibles en símil madera que transmiten calidez al ambiente. Esta multifuncionalidad del espacio que es a la vez sinagoga, lugar para realizar festejos desde casamientos hasta festividades del calendario judío y dispositivo propiciador del encuentro social de los jóvenes previo y post actividades / charlas / estudio es el protagonista principal de la casa. Por lo tanto, e n este caso, la localización de la casa y el amoblamiento, a pesar que percibe que se ha hecho grandes inversiones, no parecen determinantes, al momento de definir al público al que va dirigido. Posiblemente, el impacto simbólico que pudiera tener la ubicación geográfica en un barrio de clase media a media alta se haya visto disminuido por la primacía de la practicidad por sobre la apariencia.
Para participar en cualquiera de las actividades, en el caso de Hillel, es imprescindible ser “miembro”. De acuerdo a la información que surge del sitio web y de la folleteria deben cumplirse los siguientes requisitos: ser estudiante universitario o egresado; tener entre 18 y 30 años; ser judío/a; aprobar un proceso de selección que consiste en registrarse por Internet, enviar un CV – con los antecedentes personales, académicos y laborales del aspirante para que sean incluidos en la base de datos con el objeto de enviar sólo la información que pueda ser de su interés y para eventuales propuestas laborales – y concertar una entrevista de carácter grupal (es decir, varios aspirantes en conjunto), con uno de los integrantes del “staff”. Durante la entrevista se abordan temas relacionados con la participación/filiación comunitaria en el ámbito judío, los antecedentes familiares, especialmente vinculados a la condición judía de los padres y las inquietudes académicas, profesionales y vocacionales de los aspirantes, asi cómo sus antecedentes laborales en su área de estudio. Además de las personas que se “afilian” voluntariamente, esta institución cuenta con un “público cautivo” integrado por los beneficiarios del programa Becas Buncher del Joint que, como contraprestación por el beneficio que reciben deben inscribirse y asistir a determinadas actividades que ofrece la casa.
Para concurrir a las actividades que propone El Lazo, también es necesaria una entrevista con uno de los coordinadores. Una persona del staff se ocupó de aclarar que esta instancia no es una cuestión de inscripción, sino que tiene mas que ver con conocer a las personas, sus intereses particulares y, especialmente poder responder las dudas sobre la institución. La mayoría de las actividades no son aranceladas, y aquellas por las que hay que pagar, tienen un precio bastante accesible. Hay una especie de seguimiento personal de cada uno de los asistentes. Las actividades son principalmente de corte religioso. Inclusive en aquellas actividades con tinte social y.o vinculadas a lo empresarial, predomina como hilo conductor lo religioso. El tema de la continuidad está explícitamente incluído en la oferta de actividades destinadas a “encontrar pareja” entre las que se propone: Fast Dating y el programa Shiduj, cuyo slogan es: “Especialistas en medias naranjas”. Para contribuir con este objetivo, El Lazo ofrece a las parejas que se conocen en sus actividades o se acercan a las mismas, las instalaciones para hacer ceremonias de casamiento
En cambio, la casa Hillel ofrece una nutrida variedad de actividades, cursos y talleres que, básicamente se caracterizan por estar orientados a la formación personal, académica y profesional de los miembros. Gran parte de estas propuestas, designadas con algún nombre en ingles, son gratuitas y aquellas por las que se estipula una contraprestación económica son de escaso valor en relación a la realización de la misma actividad fuera de esta institución (ej: cursos de inglés)
Para dar a conocer sus propuestas, El Lazo, pone en marcha un complejo andamiaje comunicacional, especialmente focalizado en transmitir una imagen “flexible y descontracturada” de la Casa. Estos mensajes que transitan por diferentes carriles, permiten a los jóvenes saber si se identifican o no con la Casa. Los medios mas utilizados son el site en Internet www.jovenesjudios.com.ar, correo electrónico, folletos que se distribuyen en la Casa y por correo y, principalmente, llamados telefónicos. Podemos afirmar que “El Lazo” utiliza todos los recursos y aplica toda la tecnología que esta a su disposición para llegar al “target” a través de un lenguaje coloquial que utiliza mucho el “vos”. Las imágenes no muestran personas claramente identificables con el estereotipo ortodoxo. Los colores vivaces en conjunto con las frases y fotos elegidas, transmiten atributos relacionados con el festejo permanente, diversión, amigos, novedad, juventud. Las palabras y.o frases que no están en español son tan conocidas internacionalmente que, de todas maneras, son entendidas por el menos entendido en estos idiomas. Es común el uso de isotipos, logotipos y frases del mundo de las marcas para difundir, invitar y “seducir” a sus destinatarios.
Las propuestas de la casa Hillel principalmente se dan a conocer a través del sitio web y el mailing list y, en menor medida, a través de la folleteria. En todos los casos, estos medios cuentan con un diseño moderno y organizado en el que se detalla en qué consiste cada actividad y se incluye una dirección de E-mail para hacer consultas e inscribirse. El mailing list llega a miles de jóvenes judíos universitarios de manera semanal y, normalmente incluye un apartado de “eventos especiales” donde se da a conocer el próximo evento multitudinario. La imagen que se transmite esta profundamente vinculada con el desarrollo profesional y académico y la vocación. Z. Bauman también se refiere al “ desarrollo de la vocación” y nos aclara que, dentro del las comunidades estéticas, son sólo unos pocos quienes tiene el privilegio de poder desarrollar su vocación en el mundo laboral
Frente a la pregunta de que buscan o esperan obtener. La respuesta de los “miembros” de Hillel entrevistados para este trabajo se orientó en relación a posibilidades y los contactos a los que pueden acceder a través de participar en las actividades. El sentimiento de pertenencia esta profundamente relacionado con la oportunidad de acceder a una amplia gama de información sobre posibilidades “ilimitadas” de desarrollo en un mundo creado , exclusivamente para miembros de Hillel. Este “acceso a las posibilidades” fuertemente marcado por lo “cosmopolita” y lo extraterritorial, es considerado por los miembros como el “valor agregado” que diferencia a Hillel respecto de otro marcos.
En el discurso de algunos de los entrevistados queda plasmado un doble proceso de crítica y “orgullo” por pertenecer: crítica y culpa por formar parte de uno de los talleres con nombre transplantado como un cierto dejo de importancia por pertenecer a la casa: a un lugar que representa la extraterritorialidad en relación a la multiplicidad de oportunidades para acceder al mundo profesional. De acuerdo a los entrevistados, en todos los casos, se trata de propuestas “de calidad” y en varias oportunidades han destacado que los invitados que asisten a dar charlas sue len ser personas de gran prestigio dentro de su área, tanto en el ámbito comunitario judío como en la sociedad en general.
Por su parte, frente a la misma pregunta, las respuestas de quienes asisten a El Lazo se orientaron hacia la búsqueda de la propia identidad, especialmente en lo referente al estudio de las fuentes. Sin embargo, vale destacar que los entrevistados mencionaron también el marco social y la posibilidad de conocer gente, siempre resaltando la condición “judia”, que para ellos parece adquirir especial relevancia en esta etapa de sus vidas. Esta multifuncionalidad del espacio que es a la vez sinagoga, lugar para realizar festejos desde casamientos hasta festividades del calendario judío y dispositivo propiciador del encuentro social de los jóvenes previo y post actividades / charlas / estudio, es una de las principales características de esta Casa.
En el web site, al describir la “misión” de El lazo, se detalla que pretenden “llegar a los 25000 jóvenes judíos de 17 a 30 años que residen en Capital Federal y GBA (Gran Buenos Aires)”. Las propuestas sociales que oferta este marco dejan en claro que el objetivo principal es formar parejas judías (vale destacar que, de acuerdo a su criterio esto constituye una mitzva , algo sagrado). Por lo tanto, a nuestros ojos, dentro de El Lazo, lo religioso y lo social transitan por el mismo carril. Sin embargo, hemos notado que a la hora de mencionar su motivación para asistir a la Casa, para muchos de los huéspedes / asistentes predomina lo social y lo religioso aparece como excusa
Como todo proyecto, estas casa cuentan con limitaciones. Por supuesto, para asistir a ambas casas es necesario pertenecer a la comunidad judía. Es parte de su propia definición: son “marcos para jóvenes judíos en edad universitaria”. Quienes no pertenezcan a dicha comunidad serán recibidos como invitados para dar charlas, cursos, etc. Pero no serán “parte”.
La ubicación marca un límite simbólico, socioeconómico y físico que quienes asisten a alguna de las casas o a ambas, perciben con diferente connotación. Para algunos jóvenes resulta en un valor altamente positivo, para otros genera una distancia simbólica que no pueden acortar. La articulación entre ubicación e infraestructura edilicia se convierte en ambos casos en protagonista central a la hora de definir la sociabilidad.
Por ejemplo, no todos los miembros Hillel son iguales. Hay diferencias entre quienes asisten a cada uno de los clubes y las actividades e, inclusive, muchas veces, estas diferencias se proyectan hacia el interior de cada una de las propuestas. Ello se pone de manifiesto cuando uno de los entrevistados habla de subgrupos y manifiesta que, cuando se propone alguna salida social una vez terminado el horario formal que corresponde a la actividad a la que concurre, “no todos se van juntos” ya que algunos eligen lugares caros que no todos pueden costear. En este caso, los recursos económicos de los asistentes interfieren en el proceso de sociabilización dejando de manifiesto que, más allá que dentro de la casa, aparentemente todos reciben los mismos servicios “la clase social” juega un papel de exclusión. Sólo los exitosos tienen la capacidad de aprovechar al máximo los recursos que brinda La Casa.
En una de nuestras visitas a El Lazo presenciamos como una persona perteneciente al personal rentado de la casa le solicitó a un visitante que pretendía asistir a una charla con el Rabino Schlomo, junto con su familia (esposa e hijos) que se retirara y que tuviera presente que esa actividad específica no estaba destinada a familias y mucho menos, a chicos. Paradójicamente, en nuestra primera visita al Centro para la Juventud Pasaje El lazo, durante una cena de Shabat, el Rabino había traído a dos de sus niños.
De esto se deriva una limitación mas profunda. Que, a nuestro criterio, resulta del hecho que, estas casas son selectivas, no reciben a todos los jóvenes judíos en edad universitaria por igual y ellos no se sienten bienvenidos de igual manera en todos los casos existentes. Nuevamente, la vinculación de los jóvenes con las casas está fuertemente determinada por su infraestructura y su ubicación, pero también por la forma de relacionarse con “las autoridades” y el modo en que ofertan sus actividades. Las decisiones que adopta cada una de las casas en relación a los conceptos enunciados tienen efectos tanto en el plano simbólico como en el real. Principalmente, afectan las formas de sociabilidad y, en consecuencia, la forma de vivenciar las tradiciones y la religión judías.
Estas limitaciones derivadas de las políticas adoptadas en cada uno de esos ámbitos, hacen evidente que los espacios que estamos analizando están constituidos como moradas fecundas para la continuidad de las tradiciones y de la comunidad judía. A nuestro criterio, parecen ser moradas fecundas para establecer relaciones sociales endogámicas dentro de la comunidad judía.
Estas casas, específica y exclusivamente orientadas a jóvenes entre 18 y 28/30 años, son fecundas para el consumo y para establecer nuevas (¿¿????) relaciones sociales fuera de la vista y lugar físico de nuestros mayores. Son fecundas, en tanto producen redes de contactos entre integrantes de la comunidad judía pero parecen sutilmente estériles a la hora de retener a quienes han “conseguido” pareja estable. Aunque en el caso de El Lazo están incorporando actividades específicamente destinadas a parejas jóvenes y, por supuesto, cuentan con la ventaja de poder invitarlos a incorporarse a cualquiera de los otros “beit Jabad” (que no son específicamente para jóvenes).
De acuerdo a lo que surge de los folletos recabados, la información publicada en la página y web y los datos aportados por los entrevistados, “El mundo pensado para vos” que propone la Casa Hillel, en realidad está pensado solamente para unos pocos ya que, inclusive los miembros ven restringido el acceso a a las posibilidades se ve restringido a través de:
· reglas de admisión explícitas y formales, que se aplican de forma estricta y meticulosa: exigencias de inscripción previa para las actividades vía Internet, imposición de presentismo obligatorio en actividades periódicas y, en algunos casos también para eventos especiales
· reglas de carácter informal: códigos. el lujo, el trato formal con las autoridades, los recursos infinitos, etc. pueden resultar abrumantes y, hasta excluir a determinadas personas que no son acordes al “Standard”
Paradójicamente, estás restricciones resultan inclusivas y exclusivas de aquellos que se sienten a gusto y se identifican con sus características:
En el caso de El Lazo, las limitaciones tienen mas que ver con el acceso a la Casa y, mas específicamente con este anclaje tan fuerte con lo religioso y lo biológico. Al descubrir éste “caminar conjunto” entre lo social y lo religioso surgió el siguiente interrogante:: ¿Cómo se conjugan, entonces, lo efímero, el corto plazo de los vínculos, las elecciones “sin consecuencias” con la sensación de seguridad, familiaridad, lo endogámico, las relaciones primaras que identifican a la morada?. De acuerdo a uno de los coordinadores, la casa no exige, es flexible a las necesidades de los asistentes. Sin embargo, es en este punto donde percibimos a veces de manera explícita, otras implícita algunas fricciones entre “la oferta” y los asistentes a la casa. A pesar de que El Lazo ofrece la posibilidad de encontrar “media alma” para conformar una familia judía, algunos jóvenes sólo pretenden ampliar su círculo social, conocer mas gente, tal vez, a alguien en particular, pero “ sin compromisos” y otros, simplemente están interesados en “el estudio de las fuentes” que, es de excelente nivel y gratuito pero no tienen intención de que La Casa constituya su marco social de referencia.-
A modo de resumen:
Ante la explosión de la “oferta” de actividades para jóvenes en edad universitaria a que hace referencia nuestra introducción, surgió la duda: Pero ¿por qué ahora? ¿No existían antes instituciones y, de hecho, no existen suficientes instituciones en la comunidad judía que garanticen su continuidad? Efectivamente que las hay. Pero, aparentemente, este “público” no se identifica con ellas. Durante el proceso de elaboración de este trabajo, notamos que hasta la aparición de estos tres proyectos no existían instituciones orientadas específicamente a este segmento etáreo, con actividades bien definidas y en un lugar físico exclusivo destinado al efecto .
Aparentemente los jóvenes prefieren consumir actividades y conocer gente en otras nuevas, destinadas a ese fin. Con sabor a nuevo y hecha a la medida de cada necesidad, sin estar bajo el ojo de los “mayores” y cargar con la responsabilidad de tener a la vista a otras generaciones más jóvenes.
Entendemos que en este marco, el objeto de la vida institucional/comunitaria judía se transforma de lo netamente solidario al simple consumo de experiencias individuales. Desaparece la obligación fraternal de compartir beneficios, que es entendida como una “filosofía de los débiles” y, surge la exaltación de la individualidad como “ capacidad que los distingue del resto ”.-
El “mundo pensado para vos” que propone la casa Hillel, es exclusivo y trasciende las fronteras nacionales. Éstas características coinciden con el planteo propuesto por Z. Bauman respecto de las nuevas elites que llevan adelante un estilo de vida cosmopolita que se caracteriza por la irrelevancia del lugar “fuera del alcance de la gente ordinaria… firmemente vinculada al terreno”. (En este punto vale la pena aclarar que el hecho que exista una casa, físicamente, no resulta contradictorio con esta afirmación, sino todo lo contrario. Ya que se trata de una casa exclusiva para los miembros Hillel de cualquier parte del mundo a la que sólo se accede a través del status de miembro”) Este autor manifiesta que el rasgo principal lo cosmopolita es “lo idéntico a sí mismo”. Esta Elite se carateriza por “la uniformidad mundial de las formas de ocio y la similitud de los lugares que frecuentan”. Por lo tanto, “dentro de las múltiples islas del archipiélago cosmopolita el público se mantiene homogéneo…”. Ya que “sólo la extraterritorialidad garantiza una zona despejada de comunidad, y la nueva elite global es la única que la habita y desea que esa zona sea exactamente así”. Se trata de un cosmopolitismo selectivo en el que, aunque sea de manera ilusoria, todos se sienten parte de este mundo.
Los rasgos mencionados (extraterritorialidad y exclusividad) se transmiten en todos los ámbitos:
· · La ubicación geográfica. Tanto el barrio como las características edilicias de la casa son protagonistas y configuradotes de las relaciones sociales;
· · La estética de la casa “mansión fashion” – imagen que encuentra su lugar en la comunidad estética de Kant, vinculada con la belleza – para muchos tiene una carga positiva y para otros representa una distancia que no pueden salvar;
· · los medios de difusión que utilizan para dar a conocer las actividades que tienen lugar en la casa. La folletería es a simple vista costosa y el sitio web tiene un diseño moderno y llamativo, la utilización del E-mail como fuente principal de difusión y la necesidad de inscribirse vía internet.;
· · el contenido de las propuestas, los nombres, etc.
Z. Bauman menciona una burbuja en la cual habita la nueva elite global. Nosotros asociamos a la casa Hillel con esta burbuja: Un gheto autoelegido, acorde a “mis intereses”; un espacio seguro, despejado de toda comunidad que sea un poquito diferente; Un mundo exclusivo, miembros de Hillel . Al respecto Bauman insiste en que “los consumidores deben ser guiados por intereses estéticos, no por normas éticas…“ “porque es la estética, no la ética, el elemento integrador en la nueva comunidad de consumidores, el que mantiene su curso y, de cuando en cuando, la rescata de su crisis. Si la ética asignaba valor supremo al trabajo bien realizado, la estética premia las más intensas experiencias.”
Muchos pueden llegar a convertirse en “miembros de Hillel”, pero eso no les garantiza la igualdad con el resto de los miembros. Para ser un “full member” es necesario contar con un porte/imagen y una capacidad determinados, no se manifiestan rasgos basados en “una heteronomía basada en el otro, pero no en el otro en tanto dominación sino, por el contrario, una heteronomía basada en el rostro (…) un “ser para otro”, que volvería a tocarse con el humanismo moderno, enfrentado al “ser para si” del hedonismo posmoderno”
La Casa Hillel, fundación para la vida universitaria judia en Argentina, tiene un anclaje claro: el de la exclusividad, de pertenecer a este submundo o supramundo dentro de la comunidad judía. Además, se encuentra atravesada por la lógica de consumo que se evidencia en: a) el concepto de la seducción, partiendo del deseo, para que quienes se acerquen la noten irresistible b) la forma en que se da la posibilidad de establecer vínculos sociales; c) las actividades y propuestas; d) el vínculo casi impuesto con la religión y la tradición judias. Todo está “en venta”, siempre con una mirada cosmopolita y en inglés.
En resumen, esta identidad judía exclusiva y extraterritorial, afincada en una la casa/ mansión fashion hacen de la Casa Hillel una propuesta irresistible para algunos jóvenes. No se trata de un proyecto inclusivo. Mas allá de lo que digan los papeles, no está destinada a todos los jóvenes universitarios. Esta limitación no sólo surge de los requisitos formales de admisión sino también y mucho mas evidentemente, de aspectos eminentemente simbólicos que se relacionan con la formas y oportunidades de sociabilizar que se dan dentro de la Casa en las que se conforma el grupo de los incluidos, a quienes la Casa da la bienvenida, una elite exclusiva conformada por “miembros Hillel” que, con culpa o no, aceptando o sufriendo la prohibición de llevar sandwichitos de jamón y queso o galletitas no casher, siguen asistiendo y se siguen identificando como “miembros” ya que les resulta “ una oferta que no pueden rechazar: esa cosa que tu haces (y me vendes”).
Así como e l Baal Shem Tov no inventó nada que no existiera previamente en el Judaísmo sino que inspiró nueva vida al Judaísmo, simplemente, enfatizando determinados aspectos que se habían descuidado. De la misma manera El lazo plantea, en un contexto de vaciedad y liquidez volver a las fuentes, reencontrarse con los principios básicos de solidaridad y amor al prójimo y convertirlos en una forma de vida. El modelo de la organización vertical pasó de las “Jabad Houses” norteamericanas y europeas a los Beit Jabad(s) de Latinoamérica. El modelo Argentino, proviene claramente del de Estados Unidos con mensaje Jasídico de la Europa Oriental.
La función principal del Centro Para la juventud Beit Jabad Pasaje El lazo radica en el plano biológico en relación a la continuidad. Esto se manifiesta en la forma alarmante de comunicar la necesidad de “formar familias judías”, al describir las consecuencias trágicas de un obrar diferente, con un marcado acento positivista que presenta la asimilación como un “contagio”.
Vanesa Harari en su tesis [1] conjuga las categorías de tiempo y espacio, junto a la clasificación dualista de lo profano y lo sagrado dentro del Movimiento Jabad Lubavitch. Al llevar a cabo nuestra investigación notamos como juegan estas categorías en los planos real y simbòlico. Uno de los ejemplos más cabales es el “Shabat Cool” que invita a compartir una tradicional cena sábatica al finalizar el servicio religioso respectivo. Dejando de lado lo que se refiere a la denominación en sí, resulta interesante, más allá de la estética de la oferta que hace clara referencia al consumo de una marca (Nike: just do it), analizar a que nos remite.
1) a un momento sagrado de la semana como es el Kabalat Shabat;
2) a un espacio híbrido entre lo público y lo privado, ya que no es la casa particular de los que asisten, pero es “su casa” a donde acuden para la cena de Shabat
3) a un lugar sagrado, ya que la misma casa funciona como sinagoga y quienes asisten deben respetar las normas que ello implica en relación a lo sagrado y lo profano. Por ejemplo, todos los alimentos que se consuman dentro de la casa son kosher.
Esta misma autora, respecto a este último punto agrega que “en los grupos judíos ortodoxos, la religión regula y sanciona todos los comportamientos de su vida. El judaísmo ortodoxo considera a la religión judía como un todo: una creencia, una práctica y no sólo una filosofía y un pensamiento…sin embargo, según Durkheim lo que caracteríza a la religión, no es la creencia en un Dios (existen religiones sin dioses), sino la clasificación dicotómica del mundo en Sagrado y Profano.”
La mixtura generada en el plano del lenguaje y de la imagen en la folletería, sólo puede ser concebida en el plano ortodoxo por este movimiento en particular y, su forma resulta innovadora y poco convencional en comparación con otras líneas ortodoxas del judaísmo e, inclusive con aquellas instituciones que organizan actividades para este mismo grupo etáreo. El ambiente descontracturado y no formal de la Casa para generar espacios, modificarlos y crear nuevos en cuestión de minutos, se observa especialmente a nivel de la infraestructura interna pero también se advierte en la especial preocupación por demostrarse mas allá del estereotipo de rigidez con el que suele identificarse a los grupos ortodoxos dentro del judaísmo y transmitir todo el tiempo una sensación de flexibilidad y adaptación (al igual que en el plano edilicio). Este mensaje atraviesa todos los aspectos de la casa y hace a su identidad. Sin embargo, resulta interesante destacar que “la diferenciación espacial en relación al género esta institucionalizada”. La Casa recibe tanto mujeres como varones en edad universitaria y la sociabilidad entre ambos géneros está determinada, además de los espacios, por las características de los eventos a los cuales se asista donde dependerá si podrán compartir dicha actividad o no.
Z. Bauman explica que en el marco de la sociedad de consumo, s er pobre es ser un consumidor imperfecto, incapaz de adaptarse a nuestro mundo. Quien es pobre esta excluido del “banquete social” y que “en la vida del consumidor no hay lugar para el aburrimiento; la cultura del consumo se propuso erradicarlo” El Lazo se demuestra conciente de ésta realidad y se propone actuar en ella. Nuevamente Bauman nos indica que “Para paliar el aburrimiento hace falta dinero, mucho dinero para alcanzar el estado de felicidad. Desear es gratis, pero para desear en forma realista y de ese modo sentir el deseo como un estado placentero, hay que tener recursos” y el Lazo, invierte en atraer a sus consumidores, pretendiendo no una ganancia económica sino un compromiso identitario. El lazo invierte, incluso para compensar aquellos “consumidores imperfectos” que, por su situación económica, no pueden “consumir” identidad judía en otros ámbitos en los cuales, como dice Bauman, “La clase marginada es el enemigo en casa”. En todo caso, en El Lazo, dado que la Identidad judía se vivencia a través del vínculo con la religión, la marginación, en todo caso, no depende de la situación socio-económica sino de quienes esta más cerca o lejos del judaísmo
La función de Matchmaker que promueve la formación de parejas con el fin de conformar hogares judíos, es uno de los objetivos principales explícitos e implícitos y por lo tanto es promovida desde adentro. Es un rola antiguo que El Lazo ha sabido resignificar, adaptándolo a las características de la sociedad actual. Las actividades y propuestas que “oferta” El lazo a los jóvenes judíos, al igual que la forma en que las promocionan/difunden constituye una revolucion en cuanto a la imagen y los pre-conceptos que suelen manejarse respecto del movimiento ortodoxo en general y de la línea Lubabitch.
Así como históricamente el movimiento jasídico no se valía de los libros exactamente para transmitir su mensaje ( Su fuerte consistía en charlas que daban en los pueblos). sino que, justamente la revolución del jasidismo consistió en popularizar elementos místicos a través de la utilización de símbolos más sencillos, cuentos, música, etc. El lazo emplea como método de atracción de consumidores, la idea del festejo de la propia identidad: todo es fiesta.
Sin embargo, la convocatoria no es generalizada. No está dirigida a todos por igual, ni se propone lo mismo para todos. Es una invitación personalizada. A cada uno, de acuerdo a sus intereses, necesidades y situación particular. A pesar de que todas las propuestas están íntimamente vinculadas con el ámbito religioso, existe un particular interés de combatir el estereotipo rígido con el que suele identificarse a la ortodoxia y se pretende ofrecer un ambiente descontracturado donde la relación con lo “religioso” personificada en la relación que se establece con los rabinos/docentes se desarrolle en un marco casi informal. Una persona del Staff afirma “aca somos como somos, aca nadie le oculta nada a nadie. el lazo es magico, es la onda
[1] Harari, Vanesa (2002) Tiempo y Espacio en la comunidad religiosa JaBaD Lubavitch , Tesis de Licenciatura, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofìa y Letras, Departamento de Ciencias Antropológicas.