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14 comentarios sobre “El bienestar en la cultura”
Tu librotiene algunas ideas notables. Una: se terminó el escenario, la perspectiva, el teatro, la globalización es como la ballena que se tragó a Jonás. Estamos todos tan cerca que estamos más solos que nunca. En la política contemporánea creo que esa idea es un operador que permite pensar (a la política) como biopolítica -el cuerpo cercado por la prevención y el estigma; las metáforas de la lengua política contemporánea están importadas de la medicina, de Georges Canguilhem, que es el maestro de Foucault. Yo creo que es una época horrible, y fascinante; la servidumbre voluntaria articula al capital-parlamentarismo por el lado del consumo y en ese punto se ha vuelto, como sistema, indestructible. ¿Cómo decís no, preferiría no hacerlo, hoy día? Jugándote la cabeza.
Llegué a tus libros, o hasta ahora al deseo de leerlos, gracias a tu pagina web. Específicamente llegué a la entrada «Tiempo dispero y tiempo compuesto» porque estaba buscando deformaciones del tiempo subjetivas, relaciones geométricas con la realidad. Por estos días intento escribir – aunque escribo narrativa y poesía, en este caso se trata de – ciertos ensayos que se beneficiarían de tu escritura. Sobre todo de ella, de la factura de tus párrafos; porque a pesar de que el tema del tiempo, de cómo se materializa psicológicamente a partir de las estructuras sociales y de los arranques a la angustia de sentido, es un tema que atraviesa con entusiasmo propio esos ensayos, la aproximación de alguna forma fenomenológica con la que lo abordas me parece nutritiva.
Primeramente, mi interés es leer tus libros para ver el alcance de esa escritura.
Segundo: me interesa la reflexión sobre la Argentina tanto como me interesa la reflexión sobre Chile. Aunque con estrategias y atavismos muy distintos, nuestros países enfrentan situaciones que en más de un punto se tocan. Tomando en cuenta que tu reflexión se situaba desde una cierta izquierda política, me interesa también saber cómo se desarrolla mi hemisferio de pensamiento por esas latitudes, y en alguien de cierta contemporaneidad (el tema del tiempo, evidentemente, es el que tiene siempre la última palabra),
Tercero: porque el vicio de la lectura es irrenunciable.
Tu librotiene algunas ideas notables. Una: se terminó el escenario, la perspectiva, el teatro, la globalización es como la ballena que se tragó a Jonás. Estamos todos tan cerca que estamos más solos que nunca. En la política contemporánea creo que esa idea es un operador que permite pensar (a la política) como biopolítica -el cuerpo cercado por la prevención y el estigma; las metáforas de la lengua política contemporánea están importadas de la medicina, de Georges Canguilhem, que es el maestro de Foucault. Yo creo que es una época horrible, y fascinante; la servidumbre voluntaria articula al capital-parlamentarismo por el lado del consumo y en ese punto se ha vuelto, como sistema, indestructible. ¿Cómo decís no, preferiría no hacerlo, hoy día? Jugándote la cabeza.
Llegué a tus libros, o hasta ahora al deseo de leerlos, gracias a tu pagina web. Específicamente llegué a la entrada «Tiempo dispero y tiempo compuesto» porque estaba buscando deformaciones del tiempo subjetivas, relaciones geométricas con la realidad. Por estos días intento escribir – aunque escribo narrativa y poesía, en este caso se trata de – ciertos ensayos que se beneficiarían de tu escritura. Sobre todo de ella, de la factura de tus párrafos; porque a pesar de que el tema del tiempo, de cómo se materializa psicológicamente a partir de las estructuras sociales y de los arranques a la angustia de sentido, es un tema que atraviesa con entusiasmo propio esos ensayos, la aproximación de alguna forma fenomenológica con la que lo abordas me parece nutritiva.
Primeramente, mi interés es leer tus libros para ver el alcance de esa escritura.
Segundo: me interesa la reflexión sobre la Argentina tanto como me interesa la reflexión sobre Chile. Aunque con estrategias y atavismos muy distintos, nuestros países enfrentan situaciones que en más de un punto se tocan. Tomando en cuenta que tu reflexión se situaba desde una cierta izquierda política, me interesa también saber cómo se desarrolla mi hemisferio de pensamiento por esas latitudes, y en alguien de cierta contemporaneidad (el tema del tiempo, evidentemente, es el que tiene siempre la última palabra),
Tercero: porque el vicio de la lectura es irrenunciable.
Un abrazo, nos estamos leyendo!
Cristóbal Ahumada T.