O la significación por retroacción
PH: Se dice que ningún enunciado obtiene significancia por sí solo. Todo enunciado padece una indeterminación de base que solo puede ser suturada por un segundo enunciado. El enunciado 1 necesita un enunciado 2 que le dé sentido. En términos de historiador, el hecho o práctica 1 adquiere significado a través del hecho o práctica 2.
Alumno: ¿El enunciado/hecho 2 también queda significado por el 1? ¿La significación va para los dos lados?
PH: Es buena la pregunta, porque el enunciado 2 también es indeterminado en su base, y necesita ser determinado por otro, pero no está cantado qué enunciado cumplirá esta función. Puede cumplirla un tercero, o tal vez la amalgama del primero y el segundo (esto es lo más común en situaciones estatal-nacionales: la Nación recibe la sutura del Estado, que recibe la sutura de la Nación); también puede ocurrir en algún momento quede a la vista (como creo ocurrió en 2001) la indeterminación de base de esa amalgama de modo tal que esta a su vez requiera un tercer enunciado (creo que esto viene ocurriendo 2003).
Pasemos las variables del esquema “Significación retroactiva de los hechos históricos” a sus valores concretos. “Que se vayan todos” es el enunciado/hecho 1, porque es tanto el cacerolazo como el grito, y la pregunta es qué enunciado o enunciación es el hecho que los significa. O sea, acá tenemos un “?”, una incógnita. “Que se vayan todos” era, hacia 2002, una incógnita, porque no teníamos un enunciado o un hecho que lo significara. ¿Cuál era su significado? No estaba claro. ¿Qué segundo enunciado o práctica lo determinarían? No estaba claro. Un acontecimiento, dice Badiou, es tal que se pierde en sus efectos. Lo más difícil para detectarlo es que se pierde su dimensión de acontecimiento, de irrupción, de ruptura. Como en la angustia psicoanalítica (que Lacan llama el impase de la formalización, o del lenguaje), el acontecimiento es la irrupción del vacío en lo social. Bueno, entonces cada vez que se habla de 2001, hable quien hable, parece que este vacío no se percibe. No se percibe esta dimensión de incógnita de “que se vayan todos”, esta dimensión de qué corno estamos representando. Creo que sí se pudo percibir durante un tiempito, una ventana de unas semanas o meses durante los cuales los políticos y demás agentes de la dominación todavía no estaban rearmados para salir a recubrir la consigna disruptiva con consignas que volvieran lo social a su cauce. Durante ese lapso, no había un enunciado/práctica 2 que recubriera el enunciado/práctica 1.
Opinadora: Es la primera vez en historia pasó, para mí, desde que yo tengo uso de razón por lo menos en los últimos años, es la primera vez que la gente sale así, de esa manera.
Profe: Yo leía que el 17 de octubre de 1945 pasó algo similar y puede ser que el 25 de mayo de 1810.
PH: Esto es importante: todo acontecimiento tiene el efecto de presentarse como el primero. No es que niegue lo anterior o lo circundante, tampoco es que lo anterior y lo contemporáneo no lo informen en alguna medida, pero sí ocurre que el acontecimiento se presenta como un punto a partir del cual hay que pensar todo de nuevo, pensarlo bajo una nueva luz –la luz que el acontecimiento echa: las preguntas que plantea, los posibles que crea, las prácticas que inventa. Cuando lo insertás en una serie o una tradición, cuando deja de ser punto de partida y pasa a ser consecuencia-de, es que ya perdió o comenzó a perder su potencia de afirmación, de inauguración, de configuración.
Peatón: ¿Un enunciado/práctica 2 comienza a cubrir al 1?
PH: ¡Claro! Es lo que vienen haciendo periodismo y kirchnerismo: en esos chamullos, 2001 no inaugura nada sino que es la natural consecuencia de la desidia menemista. El posneoliberalismo significa 2001 como catástrofe neoliberal, impedido de significarlo como parto. Muerte de lo anterior, sí; nacimiento de lo actual, no; nacimiento de posibles que lo actual ha venido a ceñir, menos aún.
Veo que nos resulta imposible dejar de glosar el presente –será que 2001 anda inmiscuido en nuestra circunstancia… Intentemos volver a 2002, a ese momento en que la ventana sigue abierta y el acontecimiento, salido de madre, no ha sido aun determinado por un enunciado/práctica dominante posterior a él. El estallido ya ha pasado; cuatro presidentes han caído, gobierna Duhalde; las asambleas barriales, “juguetes rabiosos”,[1] juegan con toda la rabia un juego propio allí donde todos se han ido. Tenemos el enunciado/práctica 1: que se vayan todos. Son muchos los enunciados/prácticas que lo piensan y pugnan por significarlo.
Es 2002. ¿Quién significa 2001? El agente significador puede ser la clase política (que aun no encontró su adalid en Kirchner); el agente puede ser el comentario de la gente y la opinión mediática; el agente puede ser nosotros -un agenciamiento producido por prácticas que ejercen el que se vayan todos produciendo nosotros.
El tercero era sin duda el más amplio, el más abierto y heterogéneo: incluía asambleas barriales, piquetes, nuevos cacerolazos, empresas recuperadas, sentadas y martillazos a los bancos. Pero también era el menos desconcertado, el menos atónito, el menos aturdido, el más arrollador en esa coyuntura.
Psicóloga: Pero pueden ser los dos, puede ser la asamblea, la gente q quería la opción de abajo, “que se vaya todo el estado”, o puede ser “que se vayan todos los políticos”, gente que quería un cambio de políticos pero no del estado.
PH: El comentario seguramente tenía mil variantes, pero yo diría que estábamos ante una encrucijada que reducía todo a dos caminos. Por un lado, estos dos, la clase política y la opinión, significaban “que se vayan todos” como “que se vayan estos políticos y que vengan otros”, y por otro, las prácticas autónomas que significaban “que se vayan todos” como “que se vaya el todo”. La opinión incluía al periodismo y al progresismo atávico –la trasnochada subjetividad estatal-nacional- diciendo ‘Que se vayan todos es negativo, hace falta una propuesta positiva’. De tal modo que invisibilizaban y tornaban ‘in-capitalizable’ la producción asamblearia, la dimensión positiva del enunciado “que se vayan todos”: su enunciación, las prácticas de su enunciación.
En esta encrucijada, me parece, debemos decidir desde donde miramos esto, porque no se puede mirar desde un lugar neutro. El periodismo cree que mira desde un lugar neutro, pero no. Entonces yo lo que intento hacer es una lectura desde la autonomía.
En la acepción de “que se vayan estos políticos y que vengan otros” está la intención de delegar la potencia propia en otros. En cambio en la asamblea está la intención de que nosotros ejerza su potencia y explore el mundo que se le abre.
Peatón: El cambio es a medias, no es total.
PH: Ahí viene la otra cuestión y ahí viene Kirchner. Nunca en la historia un plan (o una consigna) se concreta como fue planeado. Y ahí viene lo que se llama efectuación. La diferencia entre aplicar y realizar. Una idea se aplica tal como era si se la aplica. La idea sería un modelo abstracto y la aplicación da lugar a un modelo concreto, pero los dos modelos son réplicas uno del otro. En cambio, una realización social, histórica, no es la réplica, la aplicación de la idea o del plan original, (lo que lleva a muchos a hablar de revoluciones congeladas, como la de México, que se habría detenido antes de consumarse). Pero, más que medir cuán realizada quedó una idea, debemos pensar cómo una nube de posibles nuevos se explora, se realiza, se transforma y nos transforma. Pensar, no cómo se aplica, sino cómo se realiza. La realización no es un proceso de réplica, no es una aplicación, sino una transformación. “Que se vayan todos” se transforma en otra cosa. ¿En qué cosa? Depende del enunciado/práctica que lo determine. La práctica-enunciado que lo viene determinando es la dupla kirchnerato-medios.
Este enunciado/práctica 2, por supuesto, estará condicionado por el 1, que insistirá, inmiscuido, en la significación histórica que adopte por obra del 2. Más brevemente: e/p 1 condiciona a e/p 2 que determina a e/p1 suturando una inconsistencia que nunca se llega a conjurar del todo. El 2 determina cómo la condición (el 1) lo condiciona sin llegar jamás a liberarse del todo del condicionamiento que le impone. Digámoslo así: El 2 sutura la apertura que el 1 operó en lo social, pero no logra saturar de sutura esa apertura.
Si la sutura no satura es porque no logra suturarse del todo, no logra imponerse del todo, no logra recubrir del todo la apertura, y si no lo logra es porque la sutura no es representacional sino imaginal, no es nacional sino posnacional.
El fantasma de qsvt recorre Argentina.
[1] La expresión es de A. M. Fernández.
Acuerdo y me interesa el análisis. Quiero, empero, agregar 2 elmentos:
1) Creo recordar que «qsvt» circuló desde las asambleas nacidas con posterioridad 19/12/2011. La noche del 19/12 nos arrancó de la pasividad del consumidor que mira la realidad por TV el significante «Estado de Sitio». Ahora bien, el estado de sitio era funcional a la subjetividad consumidora en tanto prevenía saqueos que amenazaban sus saccrosantos «bienes». El camino a la superpoblada (y gaseada) Plaza de Mayo (quedó reunida mucha gente en plazas y o esquinas de cada barrio) fue acompañado por el cantito «Quéee boludo… el estado de sitio se lo meten en el culo» A mi entender esa irrupción espontánea y sorpresiva que revirtió (al hacer lo contrario que ordenaba el estado de sitio) al estado de sito, constituye una pueblada con diginidad de acontecimiento (no fue inducida como los saqueos, ni fue 1 friega entre 2 bandos -tipo cancha de futbol o festival de rock- como el 20/12/2001. Me parece que este es un punto para pensar porque los politiquernos (y no sólo ellos) reducen el acontecimiento 19/12 a un reclamo por el corralito…
2) Entre «aplicar» y «realizar». Entre repetir el conocimiento ya sabido (discurso universitario diría Lacan) y pensar en la experiencia con otros qué hacer para revertir una situación adversa, un grupo de amitos liberadores (muy pocos pero cada día iban de a 2 ó 3 a 1 o + asambleas) interrumían culquier intento de pensar para trratar de imponer las recetas prácticas propuestas por Trotzky en otra situación social… Hay una película en que aparecen cantando en Plaza de Mayo (ocurría lo mismo en Parque Centenario) «La cacerola no va a alcanzar, va que ir pensando en la huelga general» No hace falta recordar que en ese momento todos queríamos «trabajo general» El que tenía un labura temía perderlo…
Seguro que hay mucho + para pensar. Por ahora me parece que resultan importantes esos dos puntos…
Parece que algunos aplican cualquier cosa en cualquier lugar, ¿no, Alicia? (Me recuerda a mi bobe, que me ofrecía churrasco a las 5 de la tarde…)
Saludos,
Pablo