Hoy el, llamémoslo así, sujeto social promedio no es ni sujeto sujetado ni subjetivación sino que el sujeto social promedio se acomoda a una situación, opera en ella, no pensándola ni sabiéndola, sino haciendo lo que en esa situación da para hacer. Y se representa que hace, no algo que sabe que hace sino una serie de representaciones que las dice porque, en la fluidez, en la era de la información, en la era de la opinión compulsiva, se puede decir cualquier cosa. Tal vez solo hay una exigencia estética, o una exigencia puramente opinadora, o puramente imaginera que da el criterio en el cual una representación es adecuada a una práctica.
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