Veamos cómo es que lo imaginal agota lo representacional.
Aquí hay cinco capturas de pantalla. Tomemos cada una como un signo saussureano, esto es, como un significante asociado a un significado. Este ejercicio nos va a servir para distinguir dinámica representacional y dinámica imaginal.
El primer signo (comenzando desde la izquierda) me muestra una semana de mi calendario. Contiene a su vez varios significantes. Quiero saber el significado de “lunes 13 de septiembre”. Debo hacer “tap” con mi dedo sobre el significante “L 13”. Se abre la segunda captura de pantalla, que tomamos aquí como un signo (podría tomarlo como varios, pero necesito simplificar para mostrar una dinámica imaginal). Contiene a su vez varios significantes. Quiero saber el significado de “Dra Fiedotin”, pues se acercan las 18.15; debo hacer “tap” con mi dedo sobre el significante “Dra Fiedotin”. Se abre la tercera captura de pantalla, que tomamos aquí como un signo (podría tomarlo como varios, pero necesito simplificar para mostrar una dinámica imaginal). Contiene a su vez varios significantes. Quiero saber el significado de “Arenales 2893”, pues hacia allí tengo que ir; debo hacer “tap” con mi dedo sobre el significante “Arenales 2893”. Se abre la cuarta captura de pantalla, que tomamos aquí como un signo. Contiene a su vez varios significantes. Quiero saber el significado de la fotito que está en la esquina inferior izquierda del mapa, pues hacia allí tengo que ir; debo hacer “tap” con mi dedo sobre ese significante. Se abre la quinta captura de pantalla, que tomamos aquí como un significado “último” (pues no necesito más que conocer el aspecto de la fachada del edificio de la dra. Fiedotin hacia donde me dirijo en el atardecer de este lunes de setiembre).
Bien. Aquí vemos lo que ya nos había dicho Lacan: todo significado es otro significante. Pero también vemos una variación. El significado no es ya una representación mental activada por el significante que acabo de oír o leer sino que es una imagen en una pantalla, una imagen exterior a mi mente, activada por una operación manual (el tap de mi dedo). No sé qué consecuencias tiene esto sobre la conformación del aparato psíquico, pero debe tener consecuencias profundas. Mientras las descubrimos, podemos sí señalar algo que es definitorio de la dinámica imaginal. Mientras que la remisión significante-significado en tiempos representacionales era mental, la remisión significante-significado en tiempos imaginales es manual y digital. Allí se activaban, con la mente, representaciones; aquí se activan, con el dedo, pantallas.
Una cosa es segura. En estas condiciones, en esta dinámica semiótica en la que nos hallamos, la representación no puede ser restaurada, ni la representación política ni la representación en general. La tan mentada “crisis de representación” es terminal. La representación está agotada, y los signos deben operar de otra forma para semiotizar el mundo, y les sujetes deben operar de otra forma para entablar relaciones políticas (sea la relación entre sufragante y candidato, entre Estado y población, entre partido político y electorado u otra). Los signos operan de forma imaginal, y las relaciones políticas, de forma imaginal-gestionaria.