Imaginal y representacional en la coincidencia con un modelo.
I. Decíamos más de una vez que la expresión puede darse sea cual sea el medio. Puede darse en las marchas, en las manifestaciones de los organismos de DDHH, puede darse en murales, puede darse en expresiones artísticas y puede darse también en redes sociales virtuales. No es necesario salir del medio eminentemente imaginal para dar con la expresión. La expresión procede en situación y no mudándose a otra situación.
Tomemos los grupos de whatsapp. En el whatsapp, si hay algo imaginal por antonomasia, son los emojis. Ejemplos: no hace falta que uno esté contento para enviar una sonrisa; no hace falta estar demasiado agradecido para mostrarse muy agradecido; alcanza con poner muchos signos de admiración para mostrar entusiasmo.
En los grupos de whatsapp de madres o padres de un colegio, por ejemplo, llega el cumpleaños de cada chico del grado y todos saludan, y dicen «¡qué bueno! ¡qué bueno!». O, si esos chicos son de séptimo grado, cuando dicen «¡Juani aprobó el examen del Nacional Buenos Aires!», empiezan todas las madres y padres a decir «¡me alegro!», «¡felicitaciones!», «¡bravo por Juani!», «¡bien por los padres!», etc. Ahí el entusiasmo es imaginal. Unas felicitaciones y los mensajes y los emojis que se envían responden más a ser visto coincidiendo con un modelo de buena onda que a una onda que efectivamente esté recorriendo los cuerpos. Por supuesto, hablamos en general. Hay veces en que no es así y además, en general, de las decenas de emojis que se envían, puede ser que dos o tres, incluso un puñado de emojis sí manifiesten algo que los cuerpos necesitan expresar. A veces los emojis imaginalizan, a veces los emojis expresan; depende de la dinámica en que se implican y no de su sustancia (¡no tienen sustancia!).
Paso al grupo de whatsapp del bachillerato Sol del Sur, del que fui parte. Ahí sí, cuando por ejemplo un profe o una profe contaba que un estudiante había vuelto al Bachi después de una ausencia de un par de meses, o que había conseguido los micrófonos necesarios para el acto de fin de año, bueno, ahí, el resto de les profes nos entusiasmábamos y –ahí– los emojis que indicaban aplauso o los mensajes que decían «vamoooo» efectivamente expresaban un entusiasmo. Pero esta expresión no es solamente manifestación; es una manifestación que genera entusiasmo, que contagia entusiasmo. De tal manera, el grupo de whatsapp funcionaba como un dispositivo de expresión del común llamado “Bachillerato Sol del Sur”. Mucho más cuando lo que se celebraba era la realización de una asamblea de estudiantes donde habían propuesto un temario interesante, potente y trabajado los temas.
De manera que el mismo whatsapp puede ser un dispositivo imaginal –suele ser eso; eso es lo mainstream. Sin embargo, a veces puede ser un dispositivo de expresión que logra dar existencia a cierta afectividad, cierta onda afectiva que atraviesa unos cuerpos y la contagia, generando réplicas, generando una vibración que a su vez requerirá ser expresada, como ocurría en la estela del Siluetazo. En tanto esos mensajes expresaban entusiasmo y lo contagiaban, entonces esa expresión transmitía vibraciones corporales o materiales y lograba réplicas en el sentido sísmico de “réplica”; los encuentros con los mensajes se proyectaban en nuevas expresiones de nuevos encuentros, como vimos que ocurrió en la estela del Siluetazo en el movimiento de derechos humanos argentino. Si un significante como el emoji, eminentemente imaginal y prácticamente siempre implicado en un dispositivo imaginal como las apps de mensajería, reverbera y hace reverberar, entonces es, al emitirlo, una expresión de un encuentro y es, al recibirlo, un encuentro con una expresión.
II. Aprovecho aquí para hacer una distinción entre el querer coincidir con un modelo en tiempos sólidos y el querer coincidir con un modelo en tiempos fluidos. Dije que en el grupo de whatsapp de padres y madres de un colegio se mandan ciertos emojis o ciertas frases para coincidir con un modelo. Eso, pareciera, es lo mismo que en tiempos sólidos, donde de lo que se trataba era de coincidir con un modelo.
Aquí es bueno decir un par de cosas. Una, que los modelos son mucho más variados y múltiples en estos tiempos que en los tiempos sólidos, cuando cada comunidad mostraba un modelo con el que llegar a coincidir. En un colegio podía ser el recato, el buen tino, mantener ciertos valores institucionales, saber como el maestro, etc. Hoy puede ser, además de todo eso, ser una mami copada, ser un padre canchero, puede ser también ser un gran estimulador, animador de proyectos infantiles y pedagógicos, alguien proactivo, alguien que lleva una vida sana y plena, alguien que cuestiona los valores estándar, alguien responsable con les amigues del hije, y así sucesivamente. Pero no es solamente esta –la proliferación de modelos con los que coincidir– la diferencia, sino que hay otra: imaginalmente, es mucho más fácil mostrar que se coincide con el modelo que en tiempos sólidos. Cuando se buscaba coincidir con un modelo en tiempos sólidos, eso requería bastante tiempo, requería un proceso largo y progresivo. Hoy el proceso puede ser más bien instantáneo. El emoji es esa instantaneidad de la coincidencia con el modelo. Y esa instantaneidad de la coincidencia entre un cuerpo y un modelo de los que el mercado de modelos piolas ofrece, la opera un signo veloz; es decir, un signo imaginal y no representacional. Aclaro, no sólo es imaginal por ser veloz; también por poder entrar a la red, por conectarse en cualquier momento y en cualquier forma, por entrar en cualquier momento en el sintagma de signos sin tener que respetar tanta disciplina representacional.