En la presentación del libro Todo lo sólido se desvanece en la fluidez, compilación de textos de Ignacio Lewkowicz hecha por la editorial Coloquio de perros, uno de les presentadores fue Agustín Valle. Él después comentaba que al leer todos esos textos de Nacho, se dio cuenta de que en su obra Nacho está mucho más presente de lo que Agustín ya creía. Acá se ve, por supuesto, el carácter de maestro de Nacho, de maestro que forma a sus discípulos, pero también se ve otra cosa: se ve que con él aprendíamos una manera de leer que no era leer para citar, era leer para usar, leer incorporando una manera de pensar y pensar con eso las situaciones o las circunstancias que se nos plantean. No se trataba de leer bibliografía, se trataba de leer situaciones prácticas, circunstancias, pensamientos. Hoy, que se están por cumplir 20 años de la muerte de Nacho, tenemos la tarea de leer de esa manera, de no leer a Nacho como bibliografía sino como herramienta, como operador de pensamiento. También, de ver otras cosas (libros o prácticas) como operadores de pensamiento para operar pensamiento nosotros.