Apostillas a la noción de astitución

Acabo de dar una clase sobre las astituciones y sus más-allás, el libro Esto no es una institución. Allí el concepto de astitución es una noción, una sugerencia abierta a la investigación, una pregunta. De modo que se va precisando a medida que se lo usa. En la clase surgieron algunas cosas que estaría bueno anotar, para precisar la noción.

• Una es que cuando digo que en la astitución no hay vigilancia no es que no haya ninguna vigilancia; es que no hay una vigilancia productora de subjetividad como en la que había en las instituciones sólidas. Esta es una precisión que es bueno tener en cuenta. En la escuela, por ejemplo, la vigilancia que suponía el examen aseguraba que las conciencias se produjeran como conciencia ciudadana, en cambio, si Facebook te bloquea porque alguien denunció tu perfil como habiéndose abusado, eso no produce una subjetividad en especial. Es quizás la diferencia entre los mecanismos de moldeo de los dispositivos de encierro y los mecanismos de modulación a cielo abierto de los dispositivos de control.

• También se puede ver en la anécdota que contó Alejandra Mendoza. Ella fue operadora del programa Envión; en su calidad de tal, tuvo que acompañar a uno de los chicos que acudía a los talleres del Envión a inscribirse a la escuela. El Envión había decidido hacer esa intervención de llevarlo a la escuela, a la inscripción. En el camino hacia ella, iban en el colectivo charlando y riéndose, y el chico le dijo a Alejandra: “Igual yo no voy a ir a cursar, yo no voy a ir a la Escuela, ahora voy y me inscribo pero después no voy a ir”; “¿Por qué?”; “Y porque yo tengo mis problemas, mi vieja está siempre drogada, me van a sacar a dos hermanas, otro hermano siempre roba…” y no me acuerdo qué otro problema más. Ahí se ve que el Envión podía, como astitución, llevar al chico a que se inscribiera pero no podía hacer que ese cuerpo fuera cotidianamente a la escuela, no podía hacer que tuviera sentido ir a la escuela para ese cuerpo.

• Alejandra, por otra parte, y acá viene otra cuestión que surgió, decía “nuestra intervención era muy superficial, teníamos una complejidad de problemas para abordar que no abordábamos”. Esta complejidad que abordar es algo con lo que se encuentran siempre las astituciones porque es propia de la sociedad de hoy, la complejidad real de los problemas, la multicausalidad, la multi-problematicidad digamos. Las astituciones que se encuentran con esta complejidad se sienten desbordadas por ella y salen corriendo a atajar las muchas pelotas que les tiran con la idea supuesta, quizás implícita y no confesada, de que se puede hacer un abordaje integral completo y solucionar la complejidad que se les planteó, por ejemplo, solucionarle a este chico su compleja problemática familiar. Pero de lo que se trata para ir más allá es de preguntar qué podemos con este chico y no de resolver todos los problemas que encontramos, no atender todos esos problemas como si fueran demandas a responder. La idea misma de respuesta, la idea que tiene la subjetividad heroica de salvar al del problema es una idea religiosa, una idea irrealizable.

• Otra cuestión importante que surgió, que es algo que se plantea mucho en quienes oyen la noción de astitución, es que se cree que la astitución es instituyente porque es flexible, porque se adapta al cambio, porque responde a los imprevistos, pero la astitución no es instituyente, la astitución es lo que hoy, tiempos fluidos, está en el lugar de lo que en tiempos sólidos era lo instituido. Se trata de pensar un instituido con agilidad para la captura de las potencias. Captura las potencias no preguntando qué podemos sino siempre atendiendo o asistiendo demandas que satisfacer; la astitución se debate entre la satisfacción y la insatisfacción de las demandas. Los más-allás de la astitución buscan ir más allá de este par satisfacción-insatisfacción de demandas.  Y en este sentido los más-allás están en el lugar de lo instituyente porque son los que plantean algo nuevo respecto de lo mercantil y de lo estatal, plantean algo nuevo; por ejemplo, respecto de la subjetividad empresarial de sí misma que, en el Centro de Formación Profesional 24, busca hacer un emprendimiento propio con el curso de capacitación que le dieron. El más-allá produce común ahí donde hay subjetividad competitiva, es decir, produce comúnahí donde no se tenía idea de qué era lo común porque faltaba producirlo. Y es en este sentido que un más-allá de la astitución es instituyente; porque el mercado y el Estado producen innovaciones, siempre hay nuevos productos, nuevos servicios, nuevas asistencias, nuevas campañas publicitarias o de salud o de generación de trabajo registrado, que son más o menos exitosas, más o menos fracasadas, pero siempre hay innovación en lo astituido. Así que los dispositivos que hoy capturan, los dispositivos que hoy dominan, los dispositivos que hoy comandan, no son como el instituido clásico que era repetitivo, rígido, sin capacidad de adaptarse a los cambios. Y lo instituyente de hoy es algo que es nuevo respecto de la innovación mercantil y estatal y no respecto de lo viejo o lo repetitivo.

• Otra idea que surgió es que el más-allá es lo que en Elogio del conflicto Benasayag y del Rey plantean como contrapoder. El más-allá es un contrapoder que asume una conflictividad; así, en el caso del encuentro entre el supuestamente discapacitado y el supuestamente normal que plantea la Comisión Universitaria de Acceso al Medio Físico y Social de la UNCo, que se plantea en el libro Esto no es una institución, en la relación entre el supuesto normal y el supuesto discapacitado, hay una complejidad conflictiva que el contrapoder asume. Por ejemplo, está presente la fuerza compasiva en el supuesto normal al supuesto discapacitado, está la fuerza presente en el supuesto normal que cree que el supuesto discapacitado no puede nada, está la fuerza que quiere investigar qué podemos juntos, está también la fuerza astitucional que quiere poner otra rampa o algún dispositivo como un software de reconocimiento de voz o de lectura de textos PDF para una persona ciega (es decir, la fuerza astitucional que quiere resolver, responder demandas y no investigar qué podemos juntos el supuesto discapacitado y el supuesto normal), está también presente la fuerza del encuentro entre el supuesto discapacitado y el supuesto normal que constata lo que dice la CUAMFS: “la discapacidad no existe” (y que así entra en conflicto con las fuerzas compasivas y las astitucionales), etc.

• Otra cuestión interesante para agregar es que cada astitución se fluidifica de una manera diferente pero que es astitucional el hecho de que algo que en el siglo XX no hubiera podido darse ahora se da, algo que en el siglo XX hubiera sido rígido ahora se flexibiliza. A veces puede ser que en un grado, además de una maestra, haya una maestra integradora; puede ser que hoy en vez de un loco en el manicomio haya un loco suelto y empastillado; puede ser que un hospital, además de tener la sede de siempre, tiene diversas salitas; puede ser que un Ministerio de Desarrollo Social tiene camiones itinerantes que van haciendo DNIs y vacunando; puede ser que una pareja duerma, como se dice, cama fuera y que no compartan la sede conyugal; pueden ser mil etcéteras que fluidifican algún aspecto de la institución clásica (sea un geriátrico, una escuela, una familia o una empresa). Lo astitucional no podemos predecir cómo va a ser; hay que ver en cada caso cómo lo astitucional va a fluidificar algo que no era modificable en tiempos de solidez. Pero, aparte de esa fluidificación de algún aspecto, hay algo más, y es que la astitución nunca va a poder reponer el sentido general y global que cada institución tenía en tiempos de Estado-nación. Así el chico que acompañó Alejandra Mendoza como operadora del Envión, no le veía sentido a la escuela; así un geriátrico no tiene el sentido de cuidar a los que sirvieron a la patria cuando jóvenes, ya en la guerra o ya en el trabajo;  así hay muchas instituciones que pueden parecer que se mantienen como en pleno siglo XX, sin cambios y con total solidez, pero la ausencia de una paninstitución donadora de sentido como era el Estado-nación hace que esa aparente solidez navegue sobre un fondo de fluidez, que navegue en un medio precario. Precaria será la subjetividad que produzca, si es que produce alguna subjetividad.

La noción de astitución no es un concepto cerrado, una definición en regla, porque no existe la definición en regla, pero además porque cada astitución se adapta a los tiempos mercantiles de una manera particular. Lo único que tienen en común es que se adaptan a los tiempos mercantiles, es que se fluidifican en algún punto respecto de la institución sólida, respecto de lo que se esperaría de ellas en solidez. Pero hay que ver en qué puntos se fluidifican, qué efecto tienen esos puntos, describir cómo son esas prácticas fluidas. A veces lo que hay que describir es una fluidificación, a veces es unos desbordes, a veces es una customización, otras es una precarización, otras es una precarización de la imagen de astitución porque sube todo el tiempo sus actividades a las redes sociales, otras puede ser el conveniar con las más diversas instituciones nacionales e internacionales, otras veces (muchas otras veces) puede ser ver sola o principalmente demandas que atender, muchas veces es una fluidificación de la rutina (aunque también puede ser una burocratización vaciada de sentido) y un largo etcétera.

• Otra cuestión es que en general las astituciones no pueden producir subjetividad, los cuerpos que llegan no se adaptan a la astitución, la astitución no es un dispositivo que pueda homogeneizar la subjetividad y producirla; más bien tiene que irla a buscar y eso misma la fluidifica. Como tiene que irla a buscar, no la homogeniza, sino que se adapta a la subjetividad mercantil que circula, que toma a los lugares como lugares de paso -como decía Baricco- y no como lugares de asentamiento y que toma todo aprendizaje como elemento para ser recombinado en una estrategia empresaria (empresaria en el sentido de que competirá con otres y empresaria en el sentido de que buscará alguna ganancia; esta ganancia puede no ser en dinero, puede ser en contactos, puede ser en puntos para el curriculum y así por el estilo).

• Otra cuestión que surgió, y que se me aclaró también porque estuve releyendo el libro de Ariel Pennisi Nuevas instituciones (del común), es que una de las características de las astituciones es que no tienen el sentido de su funcionamiento desde el vamos, y esta sería una característica principal, no una más. No tienen el sentido desde el vamos como lo tenían las instituciones del Estado-nación. Esto se ve en las diferencias que estamos viendo con Mara Golub en la colocación de la voz del legislador en la ley de educación de 1884 y la de 2006, porque da la sensación de que el legislador de la ley de 2006 hace un esfuerzo grande para demostrar que la educación es buena y tiene sentido; en cambio, el de 1884 no necesitaba hacer eso.

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