♦ Habrá que ver si la autonomía que los nosotros supimos conservar podrá vérselas con lo que se viene.
♦ ¿Qué se viene? No vienen los ’90. Macri parte de otras condiciones nacionales e internacionales.[1]
• Una diferencia sustancial que suele quedar fuera de las caracterizaciones políticas pasa por el tipo de sujeto que se debía gobernar. Si bien Menem lo haría sobre uno en crisis en tanto ciudadano nacional, hoy Macri gobernaría sobre la forma que se erigió sobre sus restos: el consumidor subsidiado –un tipo que, kirchnerista o antikirchnerista, espera mantener y expandir sus expectativas de consumo (ver “De nosotros a yo; el triunfo de yo.”).
♦ ¿Qué se viene? Es difícil decirlo, y habremos de ir viendo. Si, en 2001, nosotros habló primero (que se vayan todos, que venga nosotros), ahora la iniciativa la tienen ellos. Estaremos expectantes, a ver por dónde vienen los golpes, por dónde los amagues, por dónde las mentiras.
• Algo sabemos de cómo miente el Pro en la Ciudad: “dialogamos con todos”, y le cierran la puerta a los referentes de las organizaciones populares, “queremos más democracia”, y vetan más leyes que CFK o desoyen las instrucciones de los jueces, “creemos en la educación pública” y “en la salud pública” y las desfinanciamos. Sabemos además que tendrá a Clarín de su parte, al menos hasta que los votantes comiencen a buscar alternativas.
• También sabemos cómo amaga: cosmética urbana para los vecinos, Margarita Barrientos o créditos del Banco Ciudad para los ‘no-muy-vecinos’. Y sabemos cómo reprime: gatillo fácil, espionaje, uso de fuerzas múltiples (patotas para-policiales como la Ucep, Metropolitana y Federal).
♦ Confío en que se vienen años de lucha. De mucha lucha y de muchas luchas. Los años kirchneristas lograron contener el poder destituyente de la multitud y embarrar su poder constituyente, pero no lograron aplastarlos. Solo lograron que la iniciativa pase de la multitud al Estado.
♦ Se vienen, pues, años de ver qué viene y de ensayar resistencias a lo que venga, años de continuar los nosotros con la autoorganización, la creación de otros espacios de sociabilidad y otras formas de vida.
♦ ¿Qué se viene, además de devaluación y empobrecimiento? Más gatillo fácil (“seguridad” y “no más pobres”), más mortalidad infantil (“salud pública” y “no más pobres”), más endeudamiento externo (“vuelta al mundo”), más represión a las luchas (“que todos podamos ir al trabajo tranquilos”), menos fondos para estimular la cultura nac & pop, más papismo… Luchas más duras, se vienen, y quizá alianzas más confusas, si cabe, que las actuales.
♦ En El Estado posnacional. Más allá de kirchnerismo y antikirchnerismo, no quedaba muy claro si el carácter posnacional del Estado era discernible del signo kirchnerista de su gobierno, aunque lo insinuábamos.En unos años estaremos en condiciones de discernir más claramente las prácticas de gobierno que subsisten a los cambios de gobierno, y quizás caracterizar al Estado posnacional más allá de macrismo y antimacrismo.
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[1] Vayan unas pocas distinciones de las condiciones iniciales. Menem contaba con un campo popular derrotado, en lo interno: cuerpos aterrorizados, hambre, caída de la alternativa socialista, sindicalistas corrompibles. Macri se enfrenta a la posibilidad (inexistente en tiempos menemista) de caer si hambrea ‘demasiado’ a sus gobernados, a organizaciones sociales muy pequeñas y dispersas y casi sin institucionalizar (o sin burocratizar) que son más difíciles de controlar con dos o tres. En lo económico, aun no había “soja”, esto es, no había modos de conseguir divisas para el Estado que no fuera privatizaciones y endeudamiento condicionado a aceptar el consenso de Washington como forma de obtener apoyo del capital concentrado. Hoy el Estado se puede financiar con commodities (agrarias, mineras, hidrocarburíferas), que configuran otro consenso que entusiasma al capital concentrado, y se acompaña bien con procesos menos claros muy estimulados en los años k: urbanización con countries y shoppings, narcotráfico, Estado financista (que puede juntar fondos participando de las finanzas vía bonos, anses, créditos, etc.).
No tengo tan claras las diferencias en lo externo, aunque en las mencionadas para lo interno trasunta lo externo: de un mundo unipolar en los ’90 a uno multipolar en los ’10, de derrotas populares en todo el mundo a movimientos novedosos hoy (de Egipto a España y de Chile a México, incluyendo Chiapas y Rojava), expansión inaudita de la infosfera (y por lo tanto, aparición de nuevas formas de engañar y de comunicar la autoorganización).